jueves, 23 de julio de 2009

La Nacencia

Poesía
Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s´agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d´un coló de naranjas se tiñeron.
A bocanás el aire nos traía
los ruíos d´allá lejos
y el toque d´oración de las campanas
de l´iglesia del pueblo.
Íbamos dambos tumbos juntos, en la burra,
por el camino nuevo;
mi mujé, mu malita,
suspirando y gimiendo
Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirriando, por el cielo,
y volaban pal sol, qu´en los canchales
daba relumbres d´espejuelos
Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre la jara y los brezos;
y röando, röando, de las sierras
llegaba el dolondín de los cencerros.
¡Qué tarde más bonita!
¡Qué anocheres más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos!...
- No pué ser más - me ijo -, vaite, vaite,
con la burra pal pueblo,
y qüérvete de prisa con l´agüela,
la comadre o el méico-.
Y bajó de la burra poco a poco,
s´arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p´arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.
*
¡Dime, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com´un perro,
en metá de la josa,
una legua del pueblo...
eso no! De la rama
d´arriba d´un guapero,
con sus ojos reondos
me miraba un mochuelo;
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos...
¡No tengo juerzas pa dejagla sola;
pero yo de qué sirve si me quueo!
La burra, que roía los tomillos
floridos del lindero
careaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¡Qué pensará la burra,
si es que tienen las burras pensamientos!
*
Me jui junta mi Juana,
me jinqué de röillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m´enseñaron cuando nuevo.
No tenía paciencia
p´hecé memoria de rezos...
¡Quién podrá socorregla si me voy!
¡Quién va por la comadre si me queo!
*
Aturdío del to gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
quíotras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.
¡Qué miraran tan fijos
los ojos del mochuelo!
*
No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s´aplacaron,
s´asomarom la luna y el lucero,
no llegaba, röando, de las sierras
al dolondón de los cencerros...
¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no se qué tanto silencio!
M´arrimé más pa ella:
l´abrasaba el aliento,
le temblaban las mano,
tiritaba su cuerpo...
y a la lus de la lunas eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.
Uno cayó röando,
y, prendió d´un pelo,
en metá de su frente
se quedó reluciendo.
¡Qué bonita y que güena,
quien pudiera se méico!
*
Señó: tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
Tú que sabes qu´estamos bien casaos,
Señó, tú quéres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
quéchamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas
sin comadres ni méicos...
¿por qué, señó, se va a morí mi Juana,
con lo que yo la quiero
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?...
¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento:
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!
Toíto lleno de tierra
le levannté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.
Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo de dambos, hijo nuestro...
Ella me lo pedía
con los brazos abiertos.
¡Qué bonita qu´estaba
llorando y sonriyendo!
Venía clareando;
s´oían a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;
salí con él corriendo,
y, en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.
*
Tié que se campesino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj´una encina
del caminito nuevo.
*
Icen que la naciencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de meico.
*
Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pegó aquel beso...
¡Qué saben d´estas cosas
los señores del pueblo!
*
Dos salimos del chozo;
tres golvimos al pueblo.
Jizo Dios un milagro en el camino;
¡no podía por menos!
Esta poesía pertence a Luis Chamizo, de su libro, "El miajón de los castúos". Este poeta es natura de Guareña, y escribía siempre pensando en su tierra, Extremadura, y, concretamente, en Guareña.
Una poesía llena de sentimiento y amor, y, que hoy he querido yo publicarla en el blog de las capacidades.
¡Qué disfrutéis mucho leyéndola!
Esther Ruiz González.

1 comentario:

Juan Manuel dijo...

¡Hola¡ soy miembro de la Asociación de discapacitados de Guareña, hago este comentario acerca de lo que ha publicado Esther de la poesia del Poeta de Guareña Luis Chamizo, "La Nacencia", pues el de las poesias mas bonitas del Poeta de Luis Chamizo, aun que tiene más "Semana Santa en Guareña" tambien esta muy bien. Muy bien por Esther que es una chica muy lista y culta que le gusta escribir y publicar articulos.
Sin más un saludo.