martes, 12 de julio de 2011

La Experiencia


Ven p´acá, hija mía,
que yo soy ya vieja
y ya di ese paso que tú das agora,
y viví esa vida que llamamos güena,
y extrujé mis ojos pa secarme el llanto,
que a juerza de llanto m´entró la experiencia.

Mi Juana mesmamente paece un chiquillo,
y tú eres mu nueva,
y sus queréis mucho, y tenéis ajorros,
y estáis mu solitos dambos en la tierra...
¡y este pícaro mundo es tan güeno
con los que así empiezan...!
Con cosinas durces sus va engatusando,
sus tapia los ojos,
sus jace promesas,
y aluego se ríe,
dispués que sus ceba
y sus eja solos enrramando jieles
por el sumiëro de vuestra concencia.

¡Hija de mi arma, si paece mentira
que ya estéis casaos ambos po la Iglesia!;
si a mí me paece que sois dos muñecos
entuvía, Teresa
pa dirse con tiento pa gastá los cuartos,
p´atendé a los gorpes de las desigencias,
pa jacé, jormales, el troncón rebusto
unos chirivines que paéscan d´azogue,
qu´estrujen, qu´arañen, que muerdan la teta,
que lloran con genio, qu´estrocen, que chillen,
que jagan pucheros al jacegle fiestas...

¡Mírala como jimpla la recandongona
cuando se le palra de cosinas tiernas!

Ejate de mïmos
y delicaëzas!
¡si ya estáis casaos
dambos, por la Iglesia!

Ascucha, hija mía,
y no t´encapriches con tu comenencia,
que la vida es corta,
mu corta y mu güena
por los que vivimos de nuestro trabajo
y estamos contentos con nuestra probeza.

Hay que ver y cómo refalan los días,
y pasan los años,
y s´hace una vieja,
rebuscando siempre lo desconocío,
siempre suspirando por cosinas nuevas.

Primero la noche d´estar dambos solos
con nuestras querencias,
y endispués los hijos, y endispués los nietos,
y endispués el pago de nuestra concencia.

Mi Juan es un santo:
tié sus cosiquillas como tié cuarquiera;
pero le tiés ley y tiés mucha labia
y sabrás llevagle por güena verea;
porque mía tú, hija, aquí pa nusotras,
töitos los hombres son como si jueran
unos muñequinos d´esos bailarines
qu´un jilillo jace danzar, en la feria:
nusotras los vemos, mus encaprichamos
y mercamos uno, a tontas y a ciegas,
sin que mus endilguen los revendeores
de los chismecitos, qu´enganchan la cuerda.

Y es claro, qu´aluego,
¡qu´si quiés, morena!
qu´icen que no bailan,
que no se menean,
que t´andas espacio pa dir a enterate,
y que ya se jueron los tíos de la feria...
y anda, ponte moños,
¡búscuale el risorte
de la bailaera!

Tamién las mujeres semos como semos,
mu dás a los lujos de las vestimentas,
desajoraoras y amigas de chismes
y de requilorios y de cuchufletas.

Tú, hija mía, precura
seguir las leciones que da la experencia,
que yo te iré iciendo lo qu´has de jacete
pa que vos resulte la vida mu güena.
Amos a ver, mïa: esta mesma noche,
asín qu´arrematen los mozos la fiesta,
sus diréis pal cuarto; pus bien...

¡Ay qué contra y qué mimosina
t´has güerto, Teresa!;
¡si ya estáis casaos
dambos, po la Iglesia!