
Jamás lamente las adversidades, sigue creciendo, y cuando te sientas más indefenso, cuando el invierno haya sido crudo, recuerda que siempre llegará una primavera que te hará florecer. Trata de ser como el roble, no como un "bonsai".
Ahora quisiera tener a mi padre conmigo, y darle las gracias por haber nacido, por haber sido, por haber triunfado, por haber fracasado. Si acaso ahora estuviera mi padre conmigo, le agradecería emocionado su preocupación por mí, sus tiernas caricias, escasas, pero que tanto me ayudaron. si tuviera a mi padre conmigo, le agradecería sus sabias riñas, sus muchos consejos y los grandes valores que sembró en mí. Si acaso mi padre estuviera conmigo, podríamos charlar, como antaño ocurrió, de cuando me hablaba de aquello del árbol, que debe ser fuerte y saber resistir, prodigar sus frutos, ofrecer su sombra, cubrir sus heridas, forjar sus firmezas... y siempre resistir. Y seguiré luchando, perdonando, olvidando. Le diría ¡gracias!, pues de él nací.
No hay comentarios:
Publicar un comentario