jueves, 8 de mayo de 2008

En El Día De La Madre


Oímos a muchos que ellos de tener hijos, ni hablar. Lo dicen en el bar, en la peluquería, en la televisión... Nos despierta un sentimiento de sorpresa y de tristeza. ¿Y si sus padres hubieran pensado igual? ¿Y si su madre, en tiempos más difíciles hubiera preferido la comodidad o los coches y los viajes, en vez de los hijos?
Afortunadamente, sigue habiendo matrimonios deseosos de amar más generosamente, dar nuevas nuevas al mundo y cuidarlas buscando la felicidad de los hijos, aunque suponga mucho sacrificio. Grandes alegrías también. Para esas madres y padres es gozoso este "día de la madre"
La madre para el hijo es joya y el hijo para la madre gloria", dice un proverbio chino. La madre es adivina, pues intuye en sus hijos los anhelos más íntimos; lavandera y planchadora, y así blanquea la pureza del alma y tersa las arrugas del escepticismo. Es curandera que expulsa de la cabeza, las pesadillas. Es enfermera que cura las pequeñas heridas, desinfecta el corazón. vela el sueño infantil agitado por la fiebre. Es maestra: ayuda a aprender las primeras letras que no son, la a o la b, sino papá o mamá. Es piedra angular para la educación de los hijos. Nos ayuda a prepararnos para la primera comunión. Es confesor que enseña a perdonar y a disipar escrúpulos y miedos. Es canción y cantautora: recita al oído, como un leve murmullo, nanas que mecen los sueños de los bebés y que sólo ella entona del modo adecuado. Todos los oficios los conoce y realiza una madre. Es fuego del hogar que brilla y calienta sin quejarse, derramando, alegría, paz, reconciliación, ilusión... Los miedos infantiles se disipan con su cercanía y sus besos.
Este texto está recogido en la Revista El Promotor, del mes de Mayo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esas son las madres


La mejor obra de Dios... tú
Cuántas veces viene a mi recuerdo
Que no permitiste jamás que la soledad fuera mi compañera.
Cuántas veces preferiste no dormir
hasta saber que estaba sano o fuera de peligro.
Cuántas veces sacrificaste tu tiempo, tu figura, tus gustos
Para derivarlos en mí.

Cuántas veces tu mirada refulgía de orgullo y de amor
Cuando de mí te referías.
Cuántas veces preferiste mil veces ser señalada por mi causa,
y me tuviste.
Cuántos años se hacen, sumando todos los momentos
Que no viviste más que para mí
Cuántas veces de una mansa paloma
Te convertiste en una loba,
defendiendo a tus cachorros aún a costa de tu vida.

Cuántas veces tuviste que afrentar
la indiferencia de tu compañero hacia ti,
Refugiándote en lo que tú sí creías completamente tuyo.
Cuántas veces esto y cuántas veces aquello
Los números nunca se han usado para contar
Los actos de servicio que has regalado a los tuyos.

¡Oh cuánto abandono, olvido e ingratitud,
Perdonas por una simple llamada, por una sonrisa, por una visita.
Las preocupaciones nunca se han acabado,
antes por los intentos de pasitos,
ahora para que no anden en malos pasos o en penas de amores.
Si embargo es una vida que bendicen,
Que no cambiarían por nada,
Y que todavía tienen fuerzas para revitalizarse en los nietos.

Han pasado muchos años y aún cuando hoy miran,
tienen fresca en su memoria cuando una manito se aferraba,
dando los primeros pasos y necesitando apoyo.
Cuántas veces ante la culpa manifiesta
Tu voz reflejaba amor y perdón.
Y ante los arrebatos esperanza, pero jamás condena, ni abandono.

Hoy y todos los días deposito un beso en tu frente,
en nombre de ese hijo que ya no está a tu lado.
Hoy y todos los días te doy un abrazo,
En nombre del hijo que tienes en otro país...

Hoy y todos los días comparto tus lágrimas por ese hijo,
que te fue arrebatado, secuestrado o robado y que jamás has sabido de él.
Hoy y todos los días bendigo, el gran privilegio
de haber venido de una simple mujer,
que se transformó en algo casi divino al ser madre,
y al haber también creado la luz.

Hoy y todos los días confieso mi asombro ante el milagro de la maternidad,
donde la mujer sacrifica salud, figura y su tranquilidad actual por ser llamada mamá!
Hoy y todos los días les digo, en nombre de los que aún balbucean un incompleto mamá.
En nombre de los que ya pueden decirlo fuerte para pedir atención,
pero no están conscientes.
En nombre del que está muy enfermo o en su lecho de muerte.

Hoy en nombre de todos te digo:
¡ te quiero mamá !


Esto lo tenia por aqui,y para ese dia estupendo

lola