En el andén de sus años,
temblando de espera y frío,
contempla la soledad
trenes que pasan vacíos.
Soledad de madre anciana,
hecha de noches y olvidos.
Los ojos del corazón
ventana abierta a un camino
de caminantes que son
agua que se lleva el río.
Mujer que llora por ser
puerto de ningún marino.
¡Ay, corazón, que soportas
agua, nieve, viento y frío
en el páramo interior
de una vida sin sentido!
Soledad de ser sin nombre,
vieja soledad del hombre.
Juan Manuel Cobo, sj.
Preciosa poesía.
ResponderEliminarUn saludo
Me alegra que te haya gustado la poesía, Eugernia.
ResponderEliminarUn cordial saludo para ti.
Esther.